Ingresaron al salón de la fama del béisbol mexicano, que está ubicado en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, Juan Gabriel Castro, Alejo Ahumada, Roberto Vizcarra, Jesús Moreno, Luis Arredondo, el manager Teodoro Higuera, todos ellos inmortales del béisbol azteca, con gran mérito, fueron estrellas en la Liga Mexicana del Pacífico en el circuito de verano y Juan Gabriel Castro jugó 17 años en Grandes Ligas, actualmente es el manejador de los Naranjeros de Hermosillo en el béisbol invernal mexicano.
Charlando con un grupo de amigos nos preguntaban: “oye Chava que solo están los estadios de la Liga Mexicana del Pacífico: Águilas de Mexicali; Naranjeros de Hermosillo, Yaquis de Ciudad Obregón, Mayos de Navojoa, Cañeros de Los Mochis, actuales campeones de la Liga del Pacífico; Algodoneros de Guasave, Tomateros de Culiacán, Venados de Mazatlán, Charros de Jalisco y Sultanes de Monterrey. Uno de ellos decía: “que triste ver los parques vacíos”, les contestamos no hay estrellas como Héctor Espino, Aurelio Rodríguez, Vinicio Castilla, Jorge Orta, Nelson Barrera, Andrés Mora, Celerino Sánchez, Matías Carrillo, y pitcher tan formidables como Vicente “Huevo” Romo, José Peña, Ramón Arano, Alfredo Ortiz, Enrique Romo, Jorge Rubio; los ligamayoristas que jugaron en este béisbol Fernando Valenzuela, Teodoro Higuera y Esteban Loaiza, jugadores taquilleros que llenaban los parques de béisbol.
Ya hay una nueva hornada de peloteros ligamayoristas como Andrés Muñoz relevista estrella de los Marineros de Seattle, nativo de Los Mochis, pertenece al club Cañero y jamás ha lanzado una pelota en el béisbol invernal mexicano; está también Isaac Paredes, estrella de Tampa Bay; los hermanos Ramón y Luis Urías, uno juega con los
Orioles de Baltimore y otro con los Medias Rojas de Boston, que no les interesa jugar en la pelota invernal de México.
El otro factor es que se encareció el béisbol, en Los Mochis el boleto del centro del estadio cuesta 250 pesos y en los laterales 150, ese es el motivo de las ausencias de los aficionados en las mencionadas plazas invernales.
Ya lo comentamos en esta columna el Ayuntamiento de Cajeme le exige a los Yaquis de Ciudad Obregón que le pague 70 millones de pesos que le debe de la renta del estadio donde juegan y los impuestos sobre el boletaje.
El alcalde de Cajeme Javier Lamarque de mano dura no se ha doblado y está firme a que el equipo de béisbol de Obregón le pague lo que le debe al municipio. Los Yaquis están jugando en La Paz, Baja California Sur.
El ex-pitcher de grandes Ligas Luis Ignacio Ayala, le entabló una demanda laboral a los Yaquis de Ciudad Obregón hace doce temporadas, y le entabló otra a la Liga Mexicana del Pacífico por metiches. El nativo del ejido 9 de diciembre dijo: “no importa que ande
con bordón, pero me van a pagar los Yaquis”.
Benjamín Gil, que ha sido un manager exitoso en la Liga Mexicana del Pacífico con los Tomateros de Culiacán, los directivos de los Padres de San Diego, lo tienen en una terna para dirigir el próximo verano al equipo del estado de California.
Vamos a corregir a nuestro amigo Roberto Cruz que escribe una columna, y muy bien por cierto, en un medio escrito estatal, comenta que sería el primer manager mexicano en Grandes Ligas, lo vamos a corregir, el primero fue Benjamín “Cananea” Reyes con los Marineros de Seattle; era el coach Maury Willis.
Ya tiene nombre el estadio de Hermosillo, Sonora, se llama Fernando “Toro” Valenzuela. Pensamos que tenía más méritos Héctor Espino que portó el uniforme de los Naranjeros durante 24 años con grandes hazañas, trece campeonatos de bateos, 299 jonrones. “El niño asesino” como le llamaban los viejos cronistas, es el más grande bateador que ha parido el béisbol de México.
Fernando Valenzuela jamás portó la franela de los Naranjeros de Hermosillo, eso sí, hay que reconocerle sus grandes hazañas pero fueron en Estados Unidos.
El viejo estadio de la capital sonorense se llamaba Héctor Espino, no sabemos si se lo quitaron o no; pero pienso que el estadio nuevo de Sonora que se llama Fernando “Toro” Valenzuela, debería llevar el nombre de Héctor Espino.